A pesar de la prohibición de la actividad a trapitos en la reforma del Código Contravencional, los mismos se organizaron para continuar trabajando en zonas liberadas por la policía.
Buenos Aires, 21 de junio de 2019
Por Felipe Zurbano y Camila Valderrey
"A partir de ahora los vecinos van a tener una legislación que los proteja de las mafias que operan en el espacio público”, comentó Diego Santilli, vicejefe de Gobierno, que ahora también tiene a su cargo el Ministerio de Seguridad.
El que antes era un trabajo individual de estacionar autos y ofrecer su protección, mutó a un uno en bandas debido a que el amparo de actuar en grupo les permite advertirse de actividad policial. Los trapitos están organizados jerárquicamente con jefes que manejan cuáles son las zonas y eventos liberados.
De acuerdo a ello, los testimonios de un cuidacoches de la zona de Palermo Soho, y de un ex jefe de ese mismo barrio, señalaron la existencia de una relación constante y clandestina entre ellos y la policía de la Ciudad de Buenos Aires. Se trata de un vínculo que les permite continuar con su actividad ilegal, por la que cobran cierta cantidad de dinero. Una parte de lo recaudado, es destinada obligatoriamente a las autoridades policiales para que les permitan continuar cuidando coches en barrios de Capital.
En primer lugar, Pato, el ex jefe de trapitos, explicó que se ocupaba de organizar y transportar a grupos de cuidacoches a eventos deportivos o musicales a lo largo de la ciudad. Se cobraban $400 a cada auto estacionado y afirmó que los precios se fijaban según “órdenes de arriba”.
Seguidamente, Rodrigo, otro de los involucrados, que suele encontrarse en la zona de Palermo Hollywood, mencionó que le tiene que cobrar $50 a todos los autos. Explicó cómo lo afectó la reforma y que desde ese entonces, su capataz le pide un porcentaje extra de sus ganancias del día, aún por encima del que le cobraba por dejarlo trabajar en su zona. “Él es el que habla con la policía, a mí nunca me molestan si no vengo antes de las 20:30 horas, además me consigue laburo en partidos de fútbol y ahí se cobra mejor”, afirmó el entrevistado. A su vez, aclaró que recibe ese precio fijo porque es el necesario para tener algo de ganancia después de pagar las comisiones.
Además de esos datos recabados en las entrevistas, a partir del seguimiento a esta problemática, la organización sin fines de lucro, Defendamos Buenos Aires, aseguró que los cuidacoches tienen 20 zonas fijas tomadas en Capital Federal y ocho el Conurbano bonaerense. Las mismas cuentan con aproximadamente 50 trapitos en cada zona que van rotando durante todo el día, y a esos 1.400 hay que agregarles otros 1.600 que se desparraman por distintos barrios.
Frente a esta situación, para combatir a los trapitos que lucran en el espacio público, el nuevo Código establece una pena agravada cuando esta contravención se realiza en grupo o de forma organizada, pudiéndose condenar con entre 5 y 15 días de arresto a los integrantes de esa asociación y elevándose para los jefes. La nueva reforma contempló sanciones de multas, tareas de utilidad pública y de arresto para los jefes de organizaciones de quienes tengan vinculación a clubes deportivos, sean directivos o barra bravas. Si hubiera connivencia policial, se prevé la exoneración de los agentes que no cumplan con la norma.
La reforma integral del Código de Contravenciones de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, que no se revisaba a fondo desde 2004, modificó el artículo N° 79. Hasta ahora, sólo se podía castigar a los cuidacoches si se probaba que habían exigido el dinero, no si pedían una propina sin agredir. Pero para probar esa extorsión había que conseguir declaraciones de testigos u otras pruebas, y así ninguna causa avanzaba.
Por su parte, el Ministerio Público Fiscal de la Ciudad de Buenos Aires organizó reuniones de vecinos en los barrios más afectados para que puedan realizar sus denuncias y así terminar con la problemática en cuestión. En el Tercer Informe de Gestión 2018, se especificaron las comisarías vinculadas a los sectores con mayor actividad de cuidacoches y las distintas denuncias en la Ciudad. De esta manera, incentivaron a los vecinos a reportar en la Fiscalía porteña.
El Ministerio presentó numerosos informes sobre demandas del trabajo de trapitos delinquiendo en grupos en distintos barrios de Capital Federal. Uno de ellos, es sobre el accionar de tareas de inteligencia por parte de la División de Contravenciones y Faltas de la Policía de la Ciudad y del CIJ (Centro de Información Judicial), para reconocer a cuidacoches. Otro de los informes realiza la aclaración sobre comisarías puntuales en zonas en las que se ejerce mucho esta actividad. Además, se incluye el futuro accionar de la policía para determinar si trapitos detenidos con pequeñas cantidades de droga son consumidores o vendedores en formato de baja cantidad.
A su vez, se llevó a cabo una investigación conjunta entre la ONG Defendamos Buenos Aires y el estudio especializado Miglino y Abogados. Los colaboradores de la entidad de bien público en Capital Federal y Conurbano bonaerense, aseguraron que en un lapso de tres meses hubo 128 ataques graves por parte de los trapitos, con un muerto y decenas de heridos de consideración. Por ese motivo, la mafia no sólo es una guerra por la disputa de las calles en distintas zonas de la Ciudad, sino que también es un fenómeno en el que se presentan muchos casos de violencia. Las situaciones se dan a terceros y entre los mismos trabajadores.
Según Defendamos Buenos Aires, en 10 años murieron 21 personas, 19 de ellas fueron trapitos, ya que en general las peleas mortales se originan dentro de la propia sociedad criminal. Sin embargo, un caso de violencia involucró a un joven que discutió con tres cuidacoches, quien fue apuñalado en plena plaza Armenia en Palermo. Otra víctima que cuidaba una parrilla en San Telmo, también murió. En relación a los heridos, durante los meses de diciembre de 2018, enero y febrero de 2019, hubo 88 casos de conductores con fracturas y lesiones de consideración en Belgrano, Palermo, Las Cañitas y Almagro en la Capital Federal, y en el centro de Morón, San Justo y Ramos Mejía en el Conurbano bonaerense. Los 30 casos restantes corresponden a trapitos heridos en peleas propias, explicó Miglino, titular de la ONG.
Un caso particular de agresión se dio en Capital Federal días antes de que la Legislatura porteña finalmente vote una ley que reforme el Código Contravencional y permita sancionar a limpiavidrios y trapitos, sin necesidad de testigos, ni filmaciones. Se trató de un caso inédito ya que, según el Ministerio Público Fiscal, la mayoría de estas situaciones habitualmente quedan empantanadas por la falta de testigos o la dificultad de probar que hubo violencia contra las víctimas.
En esa oportunidad, detuvieron y le dieron prisión preventiva a un limpiavidrios por agredir a una mujer que se negó a darle dinero. El caso quedó enmarcado como tentativa de robo agravado por el uso de arma, por lo que la investigación seguirá su curso en el fuero penal nacional. El hombre podría recibir una condena de entre 2 y 10 años de prisión.
El hecho ocurrió a diez cuadras de la Sede de Gobierno Porteño, en las avenidas Colonia y Amancio Alcorta, en Parque Patricios, sobre uno de los lados del estadio del Club Atlético Huracán. Un domo registró el suceso que solo duró segundos, tiempo suficiente para que el hombre, con un objeto punzante en la mano, le destruyera el parabrisas y lograra desprender por completo la ventanilla de la conductora.
Una vez realizada la denuncia, intervino el fiscal que ordenó revisar las cámaras de la zona, y sobre la base de esas imágenes, el juez Carlos Bentolila, del Juzgado Penal, Contravencional y de Faltas N°2, entendió que, habiendo varios vehículos detenidos en la intersección, el limpiavidrios optó por acercarse al que era conducido por una mujer. En este sentido, consideró que el atacante dirigió su accionar a los efectos de intimidar a la víctima y coartar su voluntad de autodeterminación por su condición de mujer. De esa manera, el hecho fue investigado en un contexto de violencia de género.
Frente a la solución al conflicto de trapitos, para denunciarlos, el gobierno de la Ciudad de Buenos Aires brinda un sitio web (gestioncolaborativa.buenosaires.gob.ar/prestaciones) para que las víctimas que son perjudicadas puedan realizar una solicitud. Sin embargo, estos reportes no son considerados como denuncias, sino que proporcionan información útil para buscar una resolución integral a este problema que sigue vigente a pesar de su prohibición en la mencionada reforma del Código Contravencional. Por ese motivo, para poder llevar a cabo una denuncia contra trapitos y limpiavidrios, hay que comunicarse con el Ministerio Público Fiscal, o acercarse a la comisaría más cercana, o a la Unidad de Orientación y Denuncia.
Asimismo, para denunciar a los cuidacoches, el Poder Judicial de la Ciudad de Buenos Aires interviene ante las siguientes contravenciones: cuidar coches sin autorización legal, el uso indebido del espacio público y la ocupación de la vía pública. A su vez, esta última es considerada una falta. En casos de violencia y agresión, el conflicto de los trapitos y limpiavidrios en cuestión puede tratarse de delitos de amenazas, daños y lesiones.
La Guía Judicial explicó que un delito es una conducta que está en infracción con el derecho penal, una contravención es una infracción a las normas de convivencia urbana, de menos gravedad que los primeros. La conducta del contraventor representa un daño o peligro cierto a los bienes individuales o colectivos. Por un lado, los delitos se pueden denunciar en las fiscalías de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA) a través del 0800-33-FISCAL o concurriendo a las Unidades de Orientación y Denuncia del Ministerio Público Fiscal. Por otra parte, las denuncias por contravenciones son recibidas por el Fiscal y/o por la autoridad encargada de la prevención.
En cuanto a una falta, la misma es considerada una infracción a las normas que reglamentan el desenvolvimiento de las actividades comerciales que se llevan a cabo dentro del ámbito de la Ciudad de Buenos Aires, a todas las que están sujetas al poder de policía de la Ciudad y a las normas dictadas como consecuencia de las facultades ordenatorias del gobierno. Las faltas están descriptas en la Ley de Faltas de la Ciudad (Régimen de Faltas Ley Nº 451) y normas complementarias.
En conclusión, los trapitos de los barrios porteños, organizados jerárquicamente con jefes que manejan cuáles son las zonas liberadas, se las ingeniaron para mantenerse en actividad a pesar de la reforma del Código de Contravenciones de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. El violentísimo fenómeno que parece imparable, se vincula directamente con la guerra territorial entre los grupos, con el objetivo de apoderarse del negocio en distintas zonas codiciadas de la Ciudad y el Conurbano.
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